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Bis repetita non placent

25 marzo 2013
Encuentre la diferencia

Encuentre la diferencia*

«¡A Roma, a Roma!»

Esto era particularmente cierto en este año de 1570, año en el que el destino parecía dudar, y no sólo por la amenaza turca, de nuevo opresiva. Este año, el Muy Cristiano Rey de París acababa de dar, en su propia casa, el poder a los protestantes. Y se preparaba para atacar los Países Bajos españoles junto a los protestantes de ese centro vital. La concurrencia de una presión turca victoriosa por el sur podía hacer que toda Europa escapara de las manos de Roma, desestabilizando a los «imperiales» irremediablemente.

Solimán, por su parte, no era más que un emperador como cualquier otro relamiéndose con la perspectiva de apoderarse de las ricas tierras cristianas de Occidente. Era el «infiel», siempre según la expresión de Ursu. Al instalarse en Valona en 1537, frente a las costas italianas, a la cabeza de 150.000 hombres, dispuesto a saltar sobre el corazón de la península romana a petición de Francisco I, había gritado, como hacía a menudo: «¡A Roma, a Roma!». Pues la sede del Papado católico «era su sueño», como apunta un embajador de Venecia. El tipo de sueño con respecto a Roma que tenía también Lutero cuando gritó, en 1520: «¿Por qué no atacamos […] a toda la horda de la Sodoma romana con todas las armas de que disponemos y nos lavamos las manos en su sangre?». Pero el inconstante Francisco I, como hemos visto, asustado por las consecuencias de sus actos, no atacó aquel año el norte de Italia en ofensiva convergente, como había prometido a Solimán. Quien, furioso por esa falta a la palabra dada, se volvió a Constantinopla.

Sin embargo, nuestro Francisco I, que sabía salvar un obstáculo, no era tan inconstante como acabamos de plantear, ni estaba tan alejado de Lutero. Lo veremos, año tras año, en el desarrollo de la alianza turca que ha querido y que lleva a cabo inexorablemente, en complicidad de medios, de personas, de alianzas paralelas y de objetivos, con la «gran revolución» de la Reforma. Y que va a conseguir que ésta, efectivamente y gracias al «infiel», no sea «aplastada por los imperiales». Según el grito de Ursu en su Política oriental de Francisco I, estudio largo y sin par, esta política no tenía otro objetivo que salvar la Reforma. Esa es la verdad, con todos sus pormenores.

La «confesión» reformada de Francisco I

Si en Francia, con respecto a la Reforma y a la alianza turca, Francisco I se dedica a salvar las apariencias, no lo hará así en la Alemania protestante. Allí puede mostrarse tal como es. Un documento absolutamente oficial, consignado en la propia biblia histórica de la Reforma, el Corpus Reformatorum, nos lo hace saber. En diciembre de 1533, junto a los protestantes alemanes de la Liga de Smalkalda, entre otros el gran Melanchthon y el canciller del Elector de Sajonia, tendremos a Guillermo du Bellay, confidente, pluma y embajador oficial de Francisco I, que nos dará a conocer la confesión de su señor. Sus principales artículos son los siguientes, como expone ante el concilio luterano: «Sobre la cuestión de la autoridad del Papa, Francisco I piensa como los reformadores: para él la primacía pontifical es una institución humana, no divina. Admite también su doctrina en lo que respecta a la Eucaristía […]. Está plenamente de acuerdo con ellos en lo relativo a los santos: hacer mención a título de recuerdo y no de intercesión […]. Completo acuerdo sobre la cuestión del libre arbitrio […]. En cuanto al tema de las buenas obras, el entendimiento será en resumidas cuentas fácil […]. En lo que concierne a los votos monásticos […], transformar los monasterios en colegios, más que destruirlos».

Jean Dumont, Lepanto, la historia oculta. Madrid, 1999.

(*) Diferencia: Francisco I de Francia sí tenía legitimidad de origen, aunque perdiera la de ejercicio (esto, aunque sea hasta de ley natural, los gabachos no lo suelen reconocer, porque sus concepciones sucesorias son protestantes) y su consagración en Reims fue seguramente válida.

Un comentario

  1. Venga, CeTáCeo, ahora que has vuelto al Blog, organiza un aplec en Montserrat. En las últimas europeas que se presentó la ctc sacó 50.000 votos, la mitad en el Principado. ¿Queda alguno vivo? Un saludo.



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