Posts Tagged ‘mahometanos’

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Necesse est

23 agosto 2018

«¡CeTáCeo! ¡Haces falta! ¡Vuelve!», me dicen los que no me quieren bien.

Con lo ocupado que está uno, arriba y abajo de las Columnas de Hércules, desayunándose alguno de los sarracenos que se caen al agua desde las pateras invasoras, o lanzando dentelladas a los llanitos.

En fin, a lo mejor les hago caso. Un poco y de vez en cuando.

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Haud erras!

8 enero 2015

Je ne suis pas Charlie

-Desde el momento en que se abrió la primera mezquita en países cristianos, estaba cantado que iban a pasar cosas como lo del Charlie-Hebdo o como el 11-M de Madrid. Entre otras muchas.

Pero las primeras mezquitas en España desde 1492 las levantó Franco.

-Efectivamente. Con cargo al erario público y antes del Conciliábulo Vaticano Segundo. Así que no tenía excusa. Y en Francia, Napoleón Buonaparte. En la misma línea.

¿En la misma línea?

-Así es. En España, también antes del V-2, el «católico» de Falange, Arrese, ya soñaba con unas adaptaciones falangistas «sometidas, como es lógico, a la ideología árabe» (tal cual) en concordancia «con el espíritu mahometano» (Una etapa constituyente, Madrid 1982, página 55). De entrada, para Egipto. Pero como en esos mismos años Franco, De Gaulle y los yankees nos montaban (con el aplauso unánime de Arrese y los demás azules) un par de estados mahometanos justo al sur de la Península Ibérica, aquello podía seguir sirviendo…

Bueno, CeTáCeo. Pero usted no lamenta lo del Charlie-Hebdo.

-No lamento «los» del hediondo panfleto porno-hebreo Charlie-Hebdo. Sí los inocentes y los policías, como puede leer en la ilustración.

¿Desde cuándo aprecia usted a la Policía républicaine?

-Desde nunca. Pero esta vez han sido víctimas inocentes de mahometanos. Los policias de la République llevan unos cuantos años machacando católicos, con saña: y los católicos no les matan. (Ni les hacen un rasguño: los católicos franceses son hijos del Ralliement, no de la Vendée). Que Dios haya perdonado a estos policías asesinados y que sus colegas reflexionen.

Pero lo de Francia y los seguidores del falso Profeta viene de lejos…

-Mais oui ! Ya cuando Lepanto apostaban por el turco, con el que se habían aliado décadas antes. De hecho les habían cedido Tolón, donde turcos y moros tuvieron mezquitas ya, profanaron iglesias y violaron a la población en todos los sentidos. Como ahora. Aunque ahora lo llaman «inmigración», «multiculturalismo», «integración», «tolerancia», «ecumenismo», «diálogo», «convivencia», «laicidad», antirracismo»…

Es la República…

-Desde 1833 lo es, joven. Allende los Pirineos, desde antes. Ahora el papel de Tolon lo hace el Vaticano. La exinfanta sájira, María Teresa, aplaude y prepara el chador.

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Qui dicebas in corde tuo

8 julio 2013

¿El Rabino de La Meca?

Jorge Mario Bergoglio Sívori, mitad mayor del Bicario de «Cristo»/Punto Omega, en su «misa» de Lampedusa: «Ai cari immigrati musulmani che, oggi, stasera, stanno iniziando il digiuno di Ramadan, con l’augurio di abbondanti frutti spirituali. La Chiesa vi è vicina nella ricerca di una vita più dignitosa per voi e le vostre famiglie». «A los queridos inmigrantes musulmanes que hoy, esta noche, empiezan el ayuno de Ramadán, con el deseo de abundantes frutos espirituales. La Iglesia os acompaña en la búsqueda de una vida más digna para vosotros y vuestras familias».

Vaya, vaya. Bueno, que quien apoyó en la Argentina las «uniones civiles» entre maricones y entre tortilleras («pero que no las llamen matrimonio») apoye a las «familias» polígamas, tiene sentido. La «vida más digna» de éstas será la Umma, que para las familias no mahometanas será un problema. Pero no hay problema que no puedan solucionar la sindéresis y la hermenéutica de la continuidad (de la otra mitad del Bicario).

De momento, muchas jóvenes y muchos niños italianos tienen ya experiencia (los que han podido contarlo) de los «abundantes frutos espirituales» del Ramadán. Y más que tendrán, gracias a «la Iglesia [vaticanosegundista que] os acompaña». Frutos, en su caso, en forma de hematomas, desgarros e infecciones venéreas y anales transmitidas por los fieles seguidores de Mahoma. De hecho, en Sicilia y en la península italiana tenían ya experiencia antigua, con las (y los, que los niños y adolescentes les ponen a los seguidores del falso Profeta) «marocchinate»  de la II Guerra Mundial: cientos de miles de violadas, asesinadas, embarazadas e infectadas por las tropas moras de los aliados. Pero eso, ¿qué les importa a los fieles del Bicario del Vaticano II? ¡Nostra Aetate, Nostra Aetate! (Las antepasadas de Bergoglio ya estaban en Argentina por entonces, además; aunque algunas primas le podían haber contado cosas).

Antes aún. Un recuento de la larga y cruel ocupación mahometana de Sicilia, o de las incursiones piratas y esclavistas que las embarcaciones de «inmigrantes musulmanes … en la búsqueda de una vida más digna» llevaron a cabo en las costas italianas hasta entrado el siglo XVIII, daría para muchas Lampedusas.

De momento, en la Península Ibérica (donde también se sabe mucho de ocupaciones e incursiones mahometanas, y de la maravillosa y ecuménica convivencia actual con los «queridos inmigrantes musulmanes»), se está recibiendo la enseñanza bergogliana entre los cetáceos malos (sólo este CeTáCeo es bueno), de la siguiente manera:

  • En Valencia, el entorno Orts está encantado. El aparicionista porque confirma lo de «mis hijos los musulmanes» de las apariciones de Medjugorje. El centro del entorno, porque respalda lo de «nuestras raíces de cultura cristiana y humanista, donde han dejado huella otras espiritualidades» del manifiesto de Carlos Javier Van Weezel, y el promahometismo militante de tita María Teresa.
  • En Oviedo, Madrid e Ibiza, la Présidente de la République CTC, María C.-A., va haciendo devotamente la ruta de las mezquitas y dejando donativos: «Lo ha dicho el Papa, lo ha dicho el Papa».
  • Los Campamentos «Cruz de Borgoña» incorporan un imán y becas para moros.
  • En Pamplona, Bilbao y Madrid, los clanes Garisoain e Ibáñez queman los boletines en que la «Regencia de Estella» atacaba a Franco por construir mezquitas y fletar barcos para peregrinos a La Meca.

En el entorno más amplio de los «no negociables», AES vuelve otra vez sus ojos a Camerón de la Isla y a la Warsi y dice: «¡El Papa nos da la razón!». ACSA prepara un manifiesto en favor de la política inmigratoria de la Generalitat.

El Bi-cario de "Cristo"/Punto Omega.

El Bi-cario de «Cristo»/Punto Omega.

Lucifer, que le dio a Mahoma el Corán, está encantado. Lux. Lumen. El Bicario anuncia que va a canonizar a Juan Pablo II.

Juan Pablo II besa el Corán

Se cierra el círculo. Mirando a La Meca.

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Bis repetita non placent

25 marzo 2013
Encuentre la diferencia

Encuentre la diferencia*

«¡A Roma, a Roma!»

Esto era particularmente cierto en este año de 1570, año en el que el destino parecía dudar, y no sólo por la amenaza turca, de nuevo opresiva. Este año, el Muy Cristiano Rey de París acababa de dar, en su propia casa, el poder a los protestantes. Y se preparaba para atacar los Países Bajos españoles junto a los protestantes de ese centro vital. La concurrencia de una presión turca victoriosa por el sur podía hacer que toda Europa escapara de las manos de Roma, desestabilizando a los «imperiales» irremediablemente.

Solimán, por su parte, no era más que un emperador como cualquier otro relamiéndose con la perspectiva de apoderarse de las ricas tierras cristianas de Occidente. Era el «infiel», siempre según la expresión de Ursu. Al instalarse en Valona en 1537, frente a las costas italianas, a la cabeza de 150.000 hombres, dispuesto a saltar sobre el corazón de la península romana a petición de Francisco I, había gritado, como hacía a menudo: «¡A Roma, a Roma!». Pues la sede del Papado católico «era su sueño», como apunta un embajador de Venecia. El tipo de sueño con respecto a Roma que tenía también Lutero cuando gritó, en 1520: «¿Por qué no atacamos […] a toda la horda de la Sodoma romana con todas las armas de que disponemos y nos lavamos las manos en su sangre?». Pero el inconstante Francisco I, como hemos visto, asustado por las consecuencias de sus actos, no atacó aquel año el norte de Italia en ofensiva convergente, como había prometido a Solimán. Quien, furioso por esa falta a la palabra dada, se volvió a Constantinopla.

Sin embargo, nuestro Francisco I, que sabía salvar un obstáculo, no era tan inconstante como acabamos de plantear, ni estaba tan alejado de Lutero. Lo veremos, año tras año, en el desarrollo de la alianza turca que ha querido y que lleva a cabo inexorablemente, en complicidad de medios, de personas, de alianzas paralelas y de objetivos, con la «gran revolución» de la Reforma. Y que va a conseguir que ésta, efectivamente y gracias al «infiel», no sea «aplastada por los imperiales». Según el grito de Ursu en su Política oriental de Francisco I, estudio largo y sin par, esta política no tenía otro objetivo que salvar la Reforma. Esa es la verdad, con todos sus pormenores.

La «confesión» reformada de Francisco I

Si en Francia, con respecto a la Reforma y a la alianza turca, Francisco I se dedica a salvar las apariencias, no lo hará así en la Alemania protestante. Allí puede mostrarse tal como es. Un documento absolutamente oficial, consignado en la propia biblia histórica de la Reforma, el Corpus Reformatorum, nos lo hace saber. En diciembre de 1533, junto a los protestantes alemanes de la Liga de Smalkalda, entre otros el gran Melanchthon y el canciller del Elector de Sajonia, tendremos a Guillermo du Bellay, confidente, pluma y embajador oficial de Francisco I, que nos dará a conocer la confesión de su señor. Sus principales artículos son los siguientes, como expone ante el concilio luterano: «Sobre la cuestión de la autoridad del Papa, Francisco I piensa como los reformadores: para él la primacía pontifical es una institución humana, no divina. Admite también su doctrina en lo que respecta a la Eucaristía […]. Está plenamente de acuerdo con ellos en lo relativo a los santos: hacer mención a título de recuerdo y no de intercesión […]. Completo acuerdo sobre la cuestión del libre arbitrio […]. En cuanto al tema de las buenas obras, el entendimiento será en resumidas cuentas fácil […]. En lo que concierne a los votos monásticos […], transformar los monasterios en colegios, más que destruirlos».

Jean Dumont, Lepanto, la historia oculta. Madrid, 1999.

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